Trocando sigilos
Recorriendo lo recorrido
Travesías nuevas
Diferentes caminos
Una nueva savia
Un deseo vehemente
Un final perpetuo a las atroces despedidas
Comienzo a cifrar nuestros versos
Poemas de calores simultáneos
Eres el intendente de mi substancia
La estilográfica con la que subrayo
El rimador de mi matiz desertado
Suprímeme los pretéritos paupérrimos
Forja en mi cuaderno pendientes radiales
Escribe en mi céfiro con tus rubíes y esmeraldas
Leyendas, mitos, poemas sin letras
Cuentos y canciones llenos de metáforas con olor a tierra
Asíndeton y símiles libres para nuestra Patria
Desafía con tu terciado los ciclopes de mis laderas
Defiéndeme de los ignominiosos dioses inmorales
Vincúlame a de tus fundamentos las uñas
Encadéname soberana en tus grutas
Agrietas las paredes de tu conciencia
Liberando la esterlina de tu identidad
Esa que muda gritaba hasta la insensatez
Escondiéndose bajo el rojo magma
Temiéndole a la inmisericorde prudencia
Prudencia que apuñalaba la esperanza
Esperanza que se aferraba de los dientes
Del sepulcro frio de la hiedra
Flotando en la espalda inestable
De la maldita leyenda muerta y ajena
Descienden estalactitas carmelinas
Rasgando el nirvana abierto de tu beso
Lengua que despierta mi caverna
Dientes que se esfuman en mi pradera
Ojos corridos en el descuido
Buscando donde posar sus lumbreras ciegas
Gemidos, zarpazos, alaridos
Mudos en el espesor de unos muslos divididos
Zeus, Morfeo, Poseidón, Hades
Todos ellos y también los demás…
Te temen y odian en mutismo presumido
Eres mucho más que ellos en mis sabanas
Eres un dios inmortalizado en mis médulas
Ese mismo que por mis cenagales me rasgas
Abriendo surcos de efusión con tus dedos y sanguinaria lengua
Me truecas los sigilos en notas de invierno
Trenzando en mis pieles las sonatas perfectas
Pentagrama esterlino donde compones oberturas siniestras
Corcheas, semicorcheas, fusas y semifusas centrifugas
Hacen de mis euforias oscuras y rojas
La más completa de tus coloridas zarzuelas
Permútame las heridas que los falcones abrieron en mi barriga
Permite que tus manos quemen los bacilos
Que me pudren el glacial infierno de mi vientre vació
Repone el anís de mis extractos a tus labios
Embriagando de estupor tu cuerpo
Dejándome que trague de tu existencia
Tus brebajes santificados
Y tu hermosa decencia
Cámbiame los inertes silencios
Trúcame los extintos sigilos
Los malditos Arcanos del universo podrido
Lacayo de mis sueños y anhelos fructíferos
Armoniza mis nocturnas
Concilia tus versos con los mios
Viento Serena
(Lala©2010)
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