miércoles, 1 de diciembre de 2010
Y me llaman...
Poetisa
Sale de la materia prima
Que transfigura la penumbra
Donde es diosa entre las Diosas del impúdico Olimpo
Mortal e indeleble
Vulnerable e irreverente
Dulce, amarga, salada
E inconsecuente
Dueña de la voz que le conjura sus angustias
Participante absoluta de los hechizos mudos
Sortilegios desilusionados de la Luna
Tararea canciones solitarias
Que comienza y no acaba
Son de ella
Para ella
Solamente de ella
Los encierra en el vuelo de sus estrellas
Que no importando el cansancio al rimarlas
Sean escritas en sonetos
Cuartillas o sean libertarias líneas
Verdes o amarillas
Pues son para adornar sus nostálgicas pestañas
Para perfumar los pasos de la esencia pura
De su alma cristalizada
Asonantes y consonantes son sus versos
Decidida a ver más allá de sus manos
Escuchar los lamentos de los ajenos extraños
Alimentar su libido con las pasiones ajenas
De sus fantasma y los espantajos
De las mandrágoras y benditas rameras
Nostalgiando unas lejanas ausencias
Que le compran la cara de la conciencia
Bifurcando entre sus membranas
Juicios de existente demencia malsana
Buscando en los vacíos de un corazón cerrado
Impenetrable
Clausurado por el otoñal averno
Infiernos de ginebra y golpes siniestros
Martirizados por los vahos del universo ingrato
Llorando se divierte
Mientras mira al gélido sol de la muerte
Cuando se divide en pedazos concéntricos
Metaforizando sus errores pasados perfectos
Vive
Vive muriendo desde adentro
Desde el mismo núcleo del centro de su pecho
Con su congestión de verbos adverbiados
A veces mal conjugados
Con los que defiende frente a su espejo
Los pensamientos volátiles y fugaces
Que se adueñan de sus sueños
Hace trozos de su carne sobre la estéril madeja
Un cuerpo
Desnudo
Casi muerto
Desvanecido en los sigilos de un olvido
Donde se confunde entre el éter de la mirada
Y la mirada narcotizada
Con algas de quiméricas fragancias
En las nubes vectorizadas
Cuando se desviste de la desnudez de su ser
Gritando a voces huecas
Las vertientes que inundan las palabras que asfixian
Estrangulan
Pulverizan
Aniquilando al fin
La matriz de sus imágenes selectas
Poetisa
Y me llaman rapsoda
Se atreven a ser nudos en mis faldas
Beatificando mis manos hechas trizas
Sin embrago soy la cellisca fría que a ellas acaricia
Más en verdad verede y real
Sólo soy un estigma entre las consignas
Una raya en la grama de ellas
Las reales brisas de mis sonrisas
Despechada por los desterrados
Irreverente ante los inmundos juzgados
Con fiebre entre mis húmedos huecos
Con dolor por el irrespeto de mis huesos
Con el odio por el amor que se siente por los versos
Con aire de veneno en los pulmones de mis silencios
Con sinónimos para mis antónimos
Con adjetivos que van cuesta arriba
Mientras mis predicados
Van de bruces por mis colinas
Seduciendo a los lejos
Muy cerca
Las letras de mis poemas
Versos que escribo sin conciencia
Sin juicio alguno
Los plasmo en mis sienes
Los conjugo en el espacio azul
En los papeles de mi insolencia
Siniestra e inconversa
Me derramo sinvergüenza en las letras
Brujería que trastorna mi Luna
Consecuente inconsecuencia
Que a mi esencia vulnera
Voces que cicatrizan mis angustias
Mortal semidiosa endiosada por Zeus
Exaltada entre los fatuos arcanos del lúdico Olimpo
Trastocas con tu perfume amargo
La materia prima que te valida
Eres esa idílica poeta
Que con sus poemas de fuego
A los mundanos esclaviza
Viento Serena
(Lala©2010)
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