miércoles, 16 de febrero de 2011

A la Madre de nuestras rimas... A ella, Julia de Burgos


Hay una mujer en nuestras vidas muy importante, una poeta que es la madre de nuestros versos. Fue ella la que en un tropiezo de nuestros tiempos, se confabuló con el sino y nos conjugó con la misma tinta, nos derramó en el mismo verso.



Esta mujer puertorriqueña, hija legítima de nuestra tierra, vivió bajo unas consignas avasalladoras, fue pionera en muchas guerras. Como poeta fue y es baluarte digno de seguir, estudiar y profundizar. No hay una como ella: Julia de Burgos.



Interesante es que nosotros, Aristarco y yo, la amemos como la amamos cuando le conocemos las nostalgias de sus despechos.



Aristarco la llora, le reclama y aclama, mientras que yo, no me veo refractada en su espejo, pero ambos amamos sus eternales versos, ambos rendimos honor al cuerpo que se desvaneció en el silencio.



Estos dos poemas que presentamos, fueron escritos a destiempos, pues mi amado tuvo el valor de escribirle a Julia mucho antes que yo, fue quien le gritó al viento el dolor de no haber podido besar sus pies y consolar sus desalientos. Yo, escondiéndome tras la cortina de la cobardía, viéndola intocable, nunca antes lo hice, mas hoy, rasgo la cortina y la veo vulnerable.



A Julia

De Aristaco Dávila



Julia…

Un beso tuyo en mi frente me hubiese enseñado tantas cosas.

Hubiese entendido porque el sol me quema los años recorridos,

Porque el alba estrellada se enreda en mis labios

Y hubieses descubierto ante mis ojos

El lugar donde se esconde el alma de mis tantos ríos…

Sin ti…

Sin ti tengo una duda constante acalambrada en mi garganta

Sin ti cargo con la búsqueda de la libertad intransigente,

Con la búsqueda de tu voz,

De tus ensueños…

No se besar el cielo como tú aun lo haces…

Partiste hacia el nacimiento de las brisas que el horizonte esconde.

Julia,

Pecaste contra mí…

Me ocultaste tu llanto.

Sin ti puedo ver como la soledad y el desmayo riñe entre tus parpados.

Conservaste tu tristeza en cautiverio

Solo le dejaste ser

Entre los versos que mas destello derraman…

Pero aun así,

Nunca le cediste su albedrio natural y nunca,

Nunca fuiste capaz de sonreír como quisiste…

Por lo menos ante mi nunca lo hiciste…

Vi llorar tu conciencia sobre tus alas

Y fui situado en tu soledad oculta constantemente…

Escribiste de cuerpos de agua sin principios y eternos

Entre los cuales te desvestías de tu piel

Haciendo de sus corrientes fuego de hombres mudos

Que nunca faltaron a saciarse de tus musas

Y de la falta de falta de alcanzar sus orillas.

Julia mía, mía Julia…

¡Escúchame!

Todavía hoy veo tus golondrinas.

Puedo ver como estos paisajes te seducían cada día…

Por tus manos me llevo hacia tus encuentros con la que hoy

Es también mi tierra…

Por medio de tus palabras puedo sentir que alcanzo

La esencia de tus pies…

Puedo ver como navegaste desalentada por mares de promesas desvividas

Y era dormida que encontrabas redención.

Sé que buscaste en cada hombre imaginado

Remover el llanto de tus crepusculinos años…

Que Clara y su angustia te señalaban tus dos rostros

Cada vez que conversabas con sus páginas

Y cada vez que lo hacías,

Intentaste desprenderte de ti misma.

Pero para cada uno de tus intentos,

Fuiste solo una copa de buen vino

Derramada en el suelo.

No supiste escoger llorar…

Julia,

Por ti es que no se llorar.

Arrancaste la vida de tu pecho y no quisiste verme…

Observa la nostalgia que fundiste sobre mí el día en que nací,

Contempla calladamente la mirada menoscabada y triste que me acompaña perpetua como vicio inmutable,

Mira como la llevo con vehemencia en el rostro que mi padre me talló.

Duerme conmigo sobre esta sábana escarnecedora

Aunque sea solo una noche,

Para que presencies los sueños que me atormentan en tu ausencia.

Quiero que veas cómo me muerden en las mañanas

Todo porque rechazaste hija nena,

Que la vejez te alcanzase

Y descansase eternamente en tus recuerdos.

Ahora Julia de Burgos,

Te lloro con llanto de joven y te grito en pedazos con la garganta de un viejo que la muerte ve venir.

Porque tu musa me entiende,

Pero no tu alma.

Porque quiero decirte que te anhelo con ansias de niño quebrantado

Y no sé cómo decirle a mi corazón que ya no estás.

No sé cómo decirle que un sepulcro te consuela,

Que ahora el abrazo de una tierra disipada te da calor y no tu pueblo,

Aquellos que ruegan serlo…

Si tan solo hubieses hecho proverbio los secretos de tus versos,

El amor de cada letra derramada por tu boca

Y la enardecida devoción que sentías hacia tu odisea…

Tal vez hoy,

Mi vida fuese distinta.

Tal vez amada Julia,

Demandaría que mi vida cayese junto a la tuya sin dudarlo

Y el perfil de tus poemas seria mi bálsamo día tras día.

Pero puede ser

Julia mía y amada Jula,

Que “camine largas noches sobre un dolor estéril,

Abandonado y frágil,

Por todas las orillas,

Ahuecando las horas con mis pasos turbados

Que llevaban mi impulso de caída en caída.”

“y no pude encontrarte por los hondos abismos de errores

Y de herencias que tuvieron mi vida”

Y ahora busco calor en lo apacible que he soñando sean tus brazos.

Imaginando que hablo contigo,

Buscando consolar mi vida

A riendas de tu eterno llanto.

Julia intocable, Julia vulnerable

De Viento Serena



Maldigo la hora en que conocí tu historia

Desde ese momento has sido una estigma en la leyenda mía

Una premisa acusatoria

Que aun cuando no recorrí contigo las calles ni el tranvía

A través de las amarillentas páginas

Fuiste mucho más que matriz

Fuiste compañía



Podría escribir versos rosados en tu nombre

Mas prefiero escribir para ti una elegía

Pues muchos son los versos que por ti siento

Entre admiración pluscuamperfecta

Y la osadía de sentir

Vergüenza y triste pena

Por lo que fuiste

Por lo que fui

Por lo que sufrimos aparte en el tiempo



Vengo ante ti sin velos sobre mi cuerpo

Con el derecho que me otorgan los errores cometidos

El dolor y los olvidos

Para poder hablar frente a tu espejo

Observando mi esencia refractada

En los pedazos del espejismo de tu sufrimiento

Partiendo de la premisa que fuimos ambas Magdalenas

Por decisión o por sino

Recorrimos en sendas distantes

La misma estéril y solariega vereda



Pude haberte escrito otros versos

Donde las margaritas y libélulas

Adornaran tu espeso cabello

Donde ofrendara perlas a tus piernas

Y calzara tus arcos con lágrimas violetas

Mas el grito de desilusión que me sale del pecho

Se arraiga a mis venas

Envenenando con amor mi esencia

Haciéndome tragar de tu sepulcro la tierra

Y la nostalgia malsana de la piel de tu quimera



Quisiera entenderte

Mas en este instante no logro comprender tus entuertos

¿Cómo es posible que pudieses entregar tus deseos en los papeles del despreciado despecho

Enfrascando tu mirada altiva en el naufragio de una costumbre maldita y cautiva?



Te cantaste libre de prejuicio

En los cauces del río del hastío

Dijiste ser Julia frente a Julia

Desnuda de elitismo y clasista utopía

Para luego terminar fría y seca

Muerta en agonía

Caminando en el destierro

Huyendo a la realidad de tus días



¿De qué me sirven tus líneas ahora?

¿Para qué seguir versando esta elegía?

¿Seré yo quien a la postre de la vida

Me vea atrapada en la verdad de estas rimas?

Se sincera conmigo de una vez y por todas

¿De qué te sirvió escribir tus proezas ajenas

Para luego morir atragantada con la hiel de tu hipocresía ciega?



¿Intocable?

Así te estuve viendo desde lo lejos

En esos de madera mis estantes

Por mucho tiempo estuve escondiendo este sentimiento

Tratando de ocultar el desierto que causabas con tus mentiras a mis huesos

Por temor a mancillarte frente a aquellos que una vez te lapidaron frente a la consigna

Con miedo a ofender la memoria de tu arte

El nuestro

Tan mío



Mas él

Ese al que haces sangrar sobre las aguas del papel

Ese que se derrama de nostalgias

Pues no le permitiste tatuar su amor en tus pies

Me mostró que puedo amarte

Admirarte como lo hago

Aunque conozca la vulnerabilidad

De la cruda verdad de tu ser

Me enseñó a coronarte poeta

Aunque quiera encadenar a la mujer

Mostrándome la ventana de tu espalda

Para que me percatara de lo que en tus baúles escondías

A la faz clara de la alborada



No, no, no

Para nada me arrepiento del amor que por ti siento

No estoy juzgando los temores que enterraste en tus senos

Sin embargo en aras de ese mismo amor

Quisiera que escucharas el eco de mis mutismos

Y te levantaras cual ráfaga de calandrias

A defender tu criticada postura

A escupir el rostro de la amargura

A luchar por el fruto corrompido de tus olvidos



¡Cómo te hago entender ahora

que no necesitabas sentir en tu vientre vida

Para ser la Patria fértil abonada por las manos de mi isla!

¡Cómo hacerte ver que la luz siempre brilla

Sea de noche, sea de día

Pues en algún lugar del mundo el sol alumbra las veredes fantasías!

¡Dime si es que te atreves tu,

Julia de mis amargas postrimerías,

Cómo he de hacerte aceptar que pudiste haber fraguado otro fin a tu fructífera y corta vida!



Es que quisiera meterme en tus pieles

Quisiera fundirme en tu apatía

Para transfundirte mis quereres

Despertándote del sueño que aniquiló tus poderosas brisas

A ti te pintaba el sol

Yo maquillo mis ventiscas

En ti no mandaba nadie

Mas yo tengo el poder sobre mis lloviznas

Mentiste Julia

Mentiste sobre las cenizas

Me mentiste a mi

Eso me desgarra las vísceras

Haces trizas la imagen que tenía

Veo la desnudez de tu equipaje

Descubrí la fragmentación de tu algarabía



A esos que te les enfrentaste como fiera pantera

Negando ser paria de sus pasiones inconstantes

Negando ser de ellos marioneta

Terminaron esculpiendo en la tea septuaginta de tu condena

La sentencia que te encadenó a la hoguera oscura y sempiterna



Hoy

Ya no me miro en tu espejo

Renuncio a sentir vergüenza por estos versos

No acostumbro retractar mis reales pensamientos

Llevo una lucha caballeresca contra las falsedades en los poemas

Y tú no has de ser punto y aparte

Te has convertido en una línea más en esta libreta

Y hoy contra tu falacia levanto mis versares



Frente a tu tumba

Desnuda se encuentra mi esencia

Sintiendo lástima de tu pesaroso andar

Admirando la agilidad de tu cantar

Haciendo honor a tus maquilladas letras

A tu fantástica vida de frágiles poemas

Mas de mujer a mujer te digo

Yo si entrego a mi hombre

Ese que pudo haber sido mas que tu hijo

Honestidad y realidad

Le entrego la verdad en mi poesía

No le escondo el futuro de mis caminos

Pues es el dueño eterno de mi vista

Defiendo con mis garras nuestra guarida

Soy capaz de matar por su cuerpo

De asesinar por mantener intacta

La dignidad de nuestra viña



No existe ente, ser o fantasma

No hay sociedad que ose hablar en contra de mi amnistía

Soy mujer, madre, hermana, hija

Soy amiga, patriota, poeta delirante

Tu moriste vestida de mentiras ancestrales

Moriste en vida antes

Vertiéndote vulnerable

Mas yo

Aun con vida

Escribiendo para ti esta elegía

Pues finalmente

Soy yo

La intocable





Viento Serena

(Lala©2011)

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