domingo, 5 de diciembre de 2010

Aristarco Y Serena

Poema dialogado entre Viento y Aristarco

Saber en la mañana

Viento: Cuando pienso en los deseos más sensatos de mis anhelos
Recupero las ansias al morirme en el cielo de tu cuello
Es que desde que te llevo grabado en los entuertos de mi cuerpo
Defibrilo entre los géneros dulces de tus versos

Aristarco: acostado entonces trago de la sabia que cae
de entre tus rizos secretos
purpura masquil me morfea recostándome
entre lenguas sigilosas y arcanas.
resbalo en tus surcos aromaníacos
durmiendo el éxtasis en incontrolables movimientos
sobre los arcos supurantes de materia eterna
que reposas con mirada coqueta sobre lo que queda de mis manos...

Viento: Es que ser el elixir que alimenta la sed de tu manos serenas
Trastoca las murallas de mis células de arena
Maremotos de pasiones que derrumban las columnas de las catedrales oscuras
Eres el sol que calienta las paredes de la tierra que me acuna
La raíz cuadrada de las metáforas que atraviesan mis miradas

Aristarco: llegué,
buscando la sombra de humedades etereas,
fue arropada con menta esta mia alma
y hoy...
mi piel esta mezclada con fragancia de mujer divina
canela,
almendra...

Viento: Conquistándome las cavidades carnales de mi existencia
Plantaste bandera bordada de ilusiones nuevas y certeras
Mis carnes las resumes cuando con tus dientes las sucumben
Eres la irreverente persistencia que compactas con tus manos mi inconsciencia
Devorándome hasta los gemidos sordos de mis latidos
Quemas con tu lengua
Con tus caderas penetras hasta las más ultimas de mis complacencias

Aristarco: porque
constantemente busco nuevas maneras de vestirme de ti
tu traje nocturno fue tejido a mi medida,
erase que vagaba entre ecos disonantes antes de mi propio yo,
pero la casa que mis manos hoy cuidan
cabe desnudo un silencio sin sentir soledad
en ninguna de las partes de su espíritu...

Viento: Pues entonces
Desnudaré mi desnudez
Para vestir tu cuerpo con las membranas de mi inocente desfachatez
Siento un impulso que incinera las concavidades de mis riberas
Cuando apresuro a abrigar en mi ombligo la soledad que nos comparte sus entregas
Disminúyeme en tu centro
Para que me entierres y encierres
En el centro del espíritu de tu silencio

Aristarco: sin dejar de mover mi ceiba bruja
escóndeme entonces tu,
bajo la margarita melosa de tus senos...
encállame en tu sueño este ultimo delirio
y distrae mi alma,
que la noche pesa sobre mi parpado
pero aun encantado de Morfeo
quiero saber a ti en la mañana...



Viento Serena
Y
Aristarco Dávila



(Lala©2010)

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