domingo, 5 de diciembre de 2010

Rivalidad entre una diosa y una gitana

Alcyone y Perla, la gitana



Lluvia tóxica y cósmica

Borbotoneante liquidez de las atmosféricas aguas

Sales aromáticas acarician mi ombligo

Avivando los balcones mustios

De mi olvidado amor arraigado



Flotando en una nube frágil de olas

Alcyone desciende con su dulce elixir de feromonas rojas

Alterando los pulmones de los felinos recalcitrantes

Ojos foráneos apuñalan su garganta

Metaforizando las garras que hacen nudos

En la cintura de la nostálgica diosa

Amarrando a su piel suave y tersa

Unos dedos que le aman pero le deliciosamente le queman



Acorazonado vientre viperino

Repleto de ciegas luciérnagas

Que braman cual ciervos en busca de agua

E n el noctambulo desierto

Gárgolas jadeantes hipnotizadas

Alucinadas por las feromonas enrojadas de Alcyone

Entonan un gregoriano que hace eco

Retumbando en las tumbas de Espartaco

Rasgando los velos que separan

Las constelaciones del universo



Sentada sobre una estela de plata

Perla puñal de esmeralda en mano

Por la nostálgica diosa esperaba

Los tropiezos cúbicos de sus destiempos

Desesperaban las ansias de la perversa gitana



Abrió un hueco en la palma izquierda

Sangrando sus hechizos y aromas de

Azúcar, miel y canela negra

Mirada de truenos y oscuros estruendos

Su alma enfurecida hasta la locura

Quería enfrentarse ante las pasiones fugaces

De la diosa y sus criaturas hombrunas



Sabía sin conocerla sabiéndola

Que Alcyone había puesto un precio

Por las manos de su amado poeta

Ella, cual perfecta gitana ajena

Había echado suerte en sus cartas

Había entrampado sus letras

Despojó de mil entuertos las gavetas de su carreta

Soltose su nocturna melena

Liberando los rizos de la tortura

Perfumó en gardenias sus pies

Avivó con vivo carbón su enlutada hoguera



Ahí, frente a frente

Mujer contra diosa

Diosa enraizada a la matriz de la mujer

Dispuestas al más cruento duelo

Por los dedos del poeta

Decidieron escucharse una a la otra

Dando oportunidad a lo sinceros versos

Fundiéndose en una por las líneas de su poema



Perla, reconociendo la supremacía de la nostalgia

Besó la fragancia que expedía su bata

Pidiéndole que comenzara a cantar sus palabras sagradas

Tejiendo sus conjuros con sus aromáticas gracias



Alcyone…

Desnudó su alma

Desgarró su bata

Se cubrió con las hojas de parra

Contó a la mortal sus angustias oscuras

Lloró lágrimas de rubíes

Al recordarse de su fugaz encuentro

Bañabase en el Delta,

Justo en la cuenca roja

El poeta se acercó sin mirarla

Estaba absorto

Flotaba en las sentencias de sus letras

Los suspiros de la mortal diosa naufragó

Aspirándola de continuo

Con un rayo de platino

En su pecho se escondió



Dejó su aroma impregnado en el alma

Sus feromonas le obsequiaron sin pudor

Al mezclarse unas con otras

Fresco olor a maderas y algas de mar

El mortal hombre desde ese encuentro

De su cuerpo de fuego exudó



Llanto de desgarramiento

Dolor profundo

Oscuro dolor de amor

Alcyone sus pulmones lloraba

Amaba y amaba

De amor se embriagaba en opio

Buscaba aplacar el odio del dolor de la pasión



La gitana…

Por unos instantes sintió compasión

Se levanto de la estela plateada

Un pañuelo con olor a violetas le ofreció

Enjugó las de Alcyone lágrimas

Entrenzó su cabellera endiosada

En la etérea frente un ósculo moro plasmó



Perla la invitó a la carreta

El collar a Alcyone, de perlas entregó

Le mostro el primer verso que le escribió

Le mostro el tatuaje de ensueños

Hasta un rizo en sangre le obsequió



A Alcyone la estrategia de la mortal le confundió

Segura estaba que en su amabilidad

Algo la hechicera bella tramaba

Aun así aceptó las ofrendas todas

Hasta vino de cerezas con la gitana fermentó



La tarde caía

El sol se acostaba

La luna danzaba

Las estrellan cantaban



Los gitanos encendieron la rueda

Cante jondo por todos lados se escuchaban

Era el tropiezo perfecto para el plan

Maléfico plan de la siniestra

La diosa alucinaba con los fogosos bailes

Y trucos del misterio de los moros



Sable en mano la gitana danzaba

Vestía de negro rojizo

Una perla negra pendía de su largo cuello

De sus caderas ocultas sacó unos polvos del destierro

Los sopló al viento

Conjugando unos versos enmudecidos y ciegos

Todo se paralizó a su alrededor

El fuego avivó en descontrol

Se acercó a su rival diosa

Con el sable al inmortal pecho señalaba



Su corazón palpitaba

Sus manos precisas

Temblaban como la brisa

Sus lumbreras se ahumaban

Una corriente eléctrica

Por su espalda tropezaba

No, no pudo

Sus vísceras la traicionaban

Decidio entonces a la diosa

De su hechizo liberarla



Nostalgia, Mi Nostalgia anhelada

Despertó del sueño oscuro

Entendió las intenciones del maldito conjuro

Sabía como ninguna otra

Madre de los dioses del amor olvidado Al contrario de la mortal

Decidió a la rival la vida perdonar

Antes de marcharse a su bóveda celestial

Unas palabras dispuso cantar



“Perla… Gitana bendita y ajena

Eres mujer muy bella

Muy bella mujer

Eres amante perpetua

No tengas miedo de mí

El me lleva en sus adentros

Cuando estés en sus manos

Solo siente el olor de su pecho

Madera fina

Es el olor de mis espinas

Lástima me das tú

Mujer maldita por mi vida

Solo existirás en los versos

En sus versos como la de los dioses homicida”



“Ay gitanilla triste y centrífuga

Quisiste quitarle a esta nostalgia la vida

Nunca pasarás de ser para el

Solo un sueno en sus misterios

Yo sin embargo

Con mi nostalgia y enrojadas feromonas

Lo embriago, lo poseo

Y como diosa inmortal

Eternamente lo inmortalizo y amo”



Fueron las últimas palabras sentenciadas

Por mi Nostalgia anhelada a la gitana

Se devolvió a la ola de nubes

Con una sonrisa pecadora

Centellas, estruendos y relámpagos

Circundaron de Perla la carreta

El sable en el suelo observaba quimérica

Sus entrañas retorcían la conciencia de la moral cautiva

Ríos inundaron la faz de la esclava de las letras

Con un canto jondo del pecho

A su alma en pena consoloba





Viento Serena









(Lala©2010)

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