domingo, 5 de diciembre de 2010

No voy a morir como Antigona

Desterrada

Nostalgia…
Aquí estoy, con mis manos llenas
Llenas de un vacío caudaloso
Que me entierra los dientes
Marcando mi ombligo
Dejando su azuloso rocío
Campanas silenciosas repican en la catedral de mi angustia
Ecos quiméricos responden al unísono
Dejando huellas fugaces en mi universo infinito
Amar, sí…
Amar de poco a poquitos

Amar sintiendo que se parte la nave del cruel destino
Rompiendo en pedazos la fuente de privilegios desconocidos
Separando los desertores silentes de los sueños establecidos
Sueños capaces de cortar cabezas imprudentes
Tragando los tragaluces rojos de los dueños de mi olvido

Respondo ante las cortes del Olimpo
Frente a esos dioses imperfectos
Inhumanos y descoloridos
Esos que se apasionan con los recuerdos
Tragando las voces de los mortales eternos

“De que me acusan dioses injustos de la justicia inmunda
No tengo apología alguna
Tampoco intereso en tenerla
No pienso hacer como Antígona
Para que después de un poema de partida
Me desvistan frente a todos
Y sin compasión me partan la vida”

“Es cierto me metí dentro de su vida
Fui una intrusa centrífuga y decidida
Es que cuando siento el amor en los pulmones
Me aferro a la vida no importándome los sinsabores
Es necesario que les plasme entonces
La historia que hasta hoy es por ustedes desconocida
Pero a la verdad, almas del infierno y la mentira
Solamente cantaré, pues al hacerlo le salvaré a él la vida”

“Una mañana cualquiera mientras me bañaba en el lago cereza
Este cazador se acercaba arcabuz en mano y en sus espaldas siete flechas
Cantaba una melodía salpicada de luces y dulces letras sombrías
Ardillas grises y azules a sus pies le acompañaban
Mientras yo desde el lago cereza le veía y adoraba”

“Esa alba…
Zeus desde su carro de fuego me espiaba
Dejando caer un pañuelo para bajar a recogerlo
Dándose permiso de tener cerca mi desnudo y mojado cuerpo
Al sentir la presencia de este enamorado de mi vida
Quise esconder mi vergüenza antes que me poseyera las cuitas
Enójese mucho el dios por la antagónica movida
Arremetió contra mí con rayos, centellas y truenos”

“El cazador de angustias y penumbras
Al darse cuenta del dios y su locura
Agárrome de la mano con premura
Instándome a correr bosque arriba
Adentrándonos en la cabaña de sus criaturas”

“Inmovibles quedamos uno frente al otro
Mi cuerpo desnudo temblaba de calor
Sudaba lágrimas de frío y estupor
El cazador cual gentil y hermoso caballero
Cubrió mi cuerpo y arropó mi dignidad
Con unas mantas de plata
Y pieles de pantera esmeralda”

“Silente estuve sin poder respirar
Mi corazón y mis nubes me hacían desvariar
Me recosté en la estera, cerca muy cerca de la hoguera
Mientras el cazador preparaba té de naranjas y zarzamoras moradas
Solté una a una mis doce trenzas
Dejando caer al suelo mis rizos y melena
Salieron de adentro unos suspiros sueltos
Ese era el amor que por él iba creciendo”

“En el bosque aún andaba Zeus
Dando alaridos, por esta musa enloqueciendo
Venus desde la bóveda de inmortales
De celos se iba encendiendo
En su pecho envenenado por la angustia
Sus pensamientos la iban consumiendo
Sus senos se agrietaban, se secaban
Al ver como su amante pérfido
La olvidaba, la dejaba en el oscuro destierro”

“En la de las criaturas del cazador la cabaña
Su silencio y el mío conversaban en hermoso idilio
Miradas perdidas pero entre nosotros encontradas
Marcaban el paso de una cruenta despedida
Los pájaros septentrionales de los cauces mortales
Graznaban dando voces de alerta
Sabiendo que se acercaba una afrenta”

“No, no escuchamos nada
Ya la pasión nuestros cuerpos acercaba
Me desnudé de la plateada manta y las pieles esmeralda
Arrástreme por el suelo cual felina en busca de presa en celo
Atrapé entre mis piernas al cazador cual si fuera mi delirio
Fundíose su cuerpo carnívoro dentro mis huecos herbívoros
Una orquestada canción de gemidos y latidos
Se iba haciéndose éter en el abismal viento vespertino”

“El dios padre de los truenos y relámpagos
Seguía en el etéreo buscándome
Sin encontrar de mí un milímetro
Acercose al Oráculo sagrado buscando respuestas
Sin justa respuesta
Este cantándose cómplice de los semidioses
Cerró los ojos y tragose sus voces
El dios de fuego aturdido dio al aire ovaladas bruces
Venus humillada rompió con sus frágiles dientes
Los dorados cálices de las esterlinas cruces”

“Fuego ardía en la cabaña roja de las criaturas
Mi cazador me poseía elevándome cual mágica escultura
Sus manos tallaban mi vientre
Paseándose por mis oscuras ranuras
Yo con mis arcos febriles acariciaba su barba
Arqueando aun más mi tatuada espalda”

“Erupción volcánica hubo entre mis alas
Llanto de cristal inundo mi garganta
Aluviones de lujuria recorrieron los deseos de la angustia
Los machos cabríos saltaban y jugaban
Dando coces en mi cisterna”

“Zeus, ya por la ventana espiaba
Su corazón erosionado se había paralizado
Sus dientes crujieron dando principio a un tempestuoso fuego
Fuego que con las lágrimas de la agónica diosa
Poco a poquitos pocos, iba sin piedad extinguiendo
Montose pues Zeus en su carruaje
A la bóveda de los inmortales iba en un segundo pasaje
Decidido a contarles a ustedes
Jueces todos de la inmunda injusticia
Su leyenda histriónica
Sabiendo de su verdad toda una mentira”

“Hoy, aquí frente a todos ustedes estoy
Enamorada del cazador de mis agonías
Sin apología alguna
Sin coartada ni mentiras lilas
Desnuda con mi verdad
Acorralada con sus miradas de cuchillas
No, no lo maten a el
Fui yo quien se entregó por completa en muerte y vida
El sólo me salvo de ese mentiroso y lujurioso dios
Devolviéndome la dignidad y resucitando mi moribunda vida”

Los jueces del Olimpo
Luego de haber escuchado la musa de mi Nostalgia
Se miraron en el destino
Tomaron en cuenta el amor de sus palabras
Zeus al lado de su diosa humillada
Ya por ella no agonizaba
Venus había perdido sus estrellas
Los jueces cantaban sus tristezas

“Culpable eres tú, Nostalgia anhelada
De amar de poco a poquitos
A ese cazador furtivo
Encendiste un fuego en el bosque traslúcido
Por ti se inundó de lagrimas diosadas
Las veredas de la luna encantada
Robaste la paz del Oráculo sagrado
Pues por amores tiernos por ti
Mintió a Zeus ocultando tus encuentros
Es pues con pesar idílica y anhelada Nostalgia
Que hemos decidido sentencia para ti dictar
DESTERRADA…
Mil tropiezos de lunas llenas con tu cazador
Mil tropiezos de sol escuchando su voz
Mil tropiezos de luz, junto a él en el infinito universo”

Desterrada…
Nostalgia desterrada…
Me monto en mi carro de nubes
Con las manos llenas de huecos vacíos
Recorro mi vientre preñado con los dientes de mi cazador
Salgo en busca de sus lumbreras
Para que con su barba espesa rasguñe mi ombligo
Y con su victoriosa lengua
Apaciente mi febril hoguera
Campanas silenciosas repican en la catedral de mi locura
Ecos quiméricos resuenan en las catacumbas de mis quejidos
Amar, sí
De poquitos un poco
De pocos un mucho
De mucho un todo




Viento Serena



(Lala©2010)

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